Rizos & Speed Kills, recopilatorio 1985

Tejiendo la escena extrema valenciana desde los 90

Todo aquel que se mueve por las cloacas de Valencia, allí donde se cuece el inframundo musical de esta ciudad que huele a rata, conoce o -como poco- ha visto los rizos que asoman por debajo de su gorra.

Enfundado en una camiseta negra, sus vaqueros negros y sus zapatillas altas negras, haga 35º de calor o estemos en pleno diciembre, Antonio -más conocido como "El Rizos"- es una de las personas que probablemente más haya contribuido a engordar la escena extrema de estos lares levantinos.

No en vano, es uno de los fundadores de bandas como Visceral Damage, que este 2018 acaba de cumplir la friolera de 20 años en activo.

Un tiempo después descubriría en mis propias carnes que en Valencia se podía hacer un grindcore sin piedad, del que si te pilla te mata.

Pura biela, un rodillo percutor o dientes contra bordillos...

Define como quieras el sonido de Overnoise, quintaesencia de la tralla más sucia que se hacía a principios de cambio de siglo. Del 2000 es su primera demo, "Lethal ways to hell's kitchen doors", que llegó a colarse en el catálogo de distribución de míticos sellos como "Relapse"

Tras la disolución de Overnoise, llegarían bandas que son un referente en el grindcore penínsular, como los inmisericordes Encabronation, cuyo plantel ha contado a lo largo de los años con miembros como Loren (Trocotombix), Nacho (Necrotanke, Incertidumbre), Raúl (ex Overnoise, ex Visceral Damage, ex Topocho's Crust Band, El Hambre), El "Nen" (ex Death Rabbit) o Xito (Visceral Damage).

También habría tiempo y ganas de seguir aliméntandose de violencia y caos con otras formaciones como El Hambre, con miembros fundamentales del rollito como El Huevo, El Topocho, El Escrich (Noise Armada) o, una vez más, Raúl. Esta vez El Rizos cambiaría la guitarra por el bajo... Le da igual con tal de que las cuerdas queden reducidas a cenizas.

De un tiempo a esta parte anda metido en tres bandas algo distintas del habitual grindcore que siempre ha tocado.

La primera de estas bandas es Necrotanke, que tengo la suerte de compartir con él, además de -otra vez- Raúl(el mismo de más arriba, el batería Grind por antonomasia), Ape (ex Automuro, ex Cuervo y ex Ape, Perry and Bonette) y de nuevo Nacho (Encabronation, Incertidumbre). Atentos que estamos ahora mismo en fase de mezclar nuestro primer LP que "se te va la olla, nano".

La segunda de las bandas que no son pura velocidad es Fvnestö que, de hecho, es todo lo contrario: un proyecto versado en el Doom y en lo siniestro a fuego lento, con el mismo Ape de Necrotanke, Txuli y Marco (bajo y batería que compartieron sudor antes en grupos como Factótum o Bosque).

Por último, Incertidumbre es la nueva banda en la que se ha alistado El Rizos, junto a (¡sorpresa!) Nacho (Necrotanke, Encabronation) y nueva sangre -que a veces hay que renovarla-, concretamente, la que corre por las venas de Kate y Olga. De momento no hay documentación de esta banda, pero permaneced atentos a vuestras pantallas, moderfakers.

Hazte con todas, como si fueran putos Pokemons

Necrotanke	Encabronation	El Hambre
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Fvnestö	Incertidumbre
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RESPUESTA:

Pues estaba un día de 1986, en casa, después de hacer las tareas escolares y entreteniéndome con algún juego, cuando llegó mi hermano con un disco muy particular.

Por aquel entonces ya hacía unos años que el Heavy Metal sonaba en casa. Grupos como Iron Maiden, Judas Priest o Saxon los escuchaba y me flipaban, pero lo mejor estaba por llegar.

El disco en cuestión fue el recopilatorio Speed Kills, donde aparecían una serie de grupos underground. Entre ellos se encontraban Metallica, Slayer, Exodus, Possessed, Celtic Frost, Voivod...

Me explotó la cabeza. A partir de ese momento, mi interés por la música extrema sutituyó a todo lo que había escuchado con anterioridad.

RESPUESTA:

Como anécdota, estaba con unos vecinos jugando a un juego de mesa y me dió por poner ese disco. Uno de ellos me dijo: "A ti te está ocurriendo algo, ¡esa música es de locos!

RESPUESTA:

Aquellos grupos, de alguna manera, me incitaron a coger una guitarra, concretamente, un guitarrico para tocar jotas aragonesas que había por ahí cogiendo polvo y empecé a intentar sacar partes de temas que molaban.

Usando de púa una moneda de 25 pesetas, me puse a sacar temas de Hellhammer, intuía que era lo único asequible para empezar.

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